Por Luis Diego Coronado A.
Más caliente que un medio día en la provincia de Guanacaste, así se vislumbran las actividades culturales en toda la pampa de cara al 25 de julio, fecha en la que se celebra la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica.
Para la población guanacasteca, esta efeméride reafirma el orgullo de las y los cédula 5. Recuerda que la guanacastequidad continua siendo impulso y motor de las acciones políticas locales y provinciales. Existe arraiga consciencia de que las tradiciones que no se pueden perder y lo que se debe hacer a nivel político para conmemorar esta importante fecha en la que la ciudad de Nicoya se convierte en la capital del país.
El pueblo guanacasteco ha luchado en innumerables ocasiones por mejores oportunidades laborales, universidades públicas con una oferta académica pertinente a sus necesidades, mejor infraestructura vial, decretos para preservar el patrimonio y también para que se devuelvan los territorios de Lepanto, Cóbano y Paquera a la soberanía de la provincia.
Con ese fin, el próximo 16 de julio 11 municipalidades guanacastecas se concentraran en la antigua comandancia de Plaza (hoy Museo de Guanacaste), por la recuperación de esos territorios.
Las municipalidades promotoras sostienen que no existe ley alguna, ni presidente de la República que quiera derogar un acuerdo que impide a esos pueblos crear y formar un cantonato o bien anexarse a una municipalidad, a su elección.
En la Asamblea Legislativa hay presentados varios proyectos de ley que proponen que los territorios peninsulares que legalmente están adscritos a Puntarenas, puedan formar un cantón. Estos proyectos aún no entran a la discusión parlamentaria.
Sin embargo, el Tribunal de Casación revivió en enero de este año la disputa por los territorios peninsulares, dando con lugar a un recurso interpuesto por varios interesados de la provincia que reclaman la prescripción del Decreto de 1917 firmado en la administración González Flores, que permitió trasladar los poblados de Lepanto, Cóbano y Paquera a la provincia de Puntarenas
En su alegato, las municipalidades guanacastecas aseguran que lo que ahora se llama Guanacaste incluía el territorio peninsular, que a su vez eran gobernados por una alcaldía mayor antes de anexarse a Costa Rica.
Asimismo, el poco acceso vía terrestre que había entre la Península de Nicoya y la parte norte del territorio, les hacía a esas poblaciones más fácil la comunicación y comercialización por vía marítima hacia Puntarenas.
La solución pacífica a este conflicto pareciera no ser posible a corto plazo, ya que el Tribunal de Casación abre la discusión por el fondo sobre la disputa pero no determina una fecha que de plazo a una resolución.
Un plebiscito del año 1999 que se llevó a cabo en esos territorios costeros apuntó que un 86,5% de las personas encuestadas prefería seguir perteneciendo a la provincia de Puntarenas.
La salida a esta disputa debe verse reflejada en un diálogo respetuoso de ideas que busquen construir ideales democráticos para el bien común de ambas partes, donde se expresan intereses divididos en torno el futuro económico y sentido de identidad de las poblaciones.
Quiero recalcar que el desarrollo de Guanacaste no solo debe verse centralizado en las zonas costeras, sino también en los poblados aledaños que tiñen de cultura a cada cantón desde la bajura, la pampa y la altura guanacasteca.
Las autoridades correspondientes no solo deben abrir espacios de diálogo abierto, sino también, respaldar la acción ciudadana de las personas que desde diferentes áreas tratan de hacer una política tranparente que beneficie a la tierra que los vio nacer.
Los diputados y diputadas por la provincia de Guanacaste y Puntarenas deberían servir como puente político para que la discusión entre en corriente legislativa y así la celebración sirva como una base de acción para generar acuerdos.
Que en esta próxima celebración de un año más de la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica, no se cierre entorno a la disputa por la pertenencia de los territorios o al realce de costumbres y tradiciones. Esperaríamos una reflexión profunda de cómo integrar los territorios con proyectos de mediano y largo que garanticen el desarrollo de la provincia con pleno apego a sus costumbres y tradiciones superando las condiciones que generan la migración, el desarraigo, la exclusión y la pobreza.