Por Leonardo Obando Víquez
Presidente distrital, Heredia
En medio de las fiestas por la independencia una pregunta puede rodearnos la curiosidad: ¿y qué es la Patria? ¿y como se construye la Patria?
Podemos –y deberíamos- responder con Alí Primera y su son heroico: ¡La Patria es el hombre, muchacho!
Perdonemos a Alí por no usar un lenguaje inclusivo, cierto es que el verso tiene más de 40 años; pero no perdamos la atención de lo esencial de la lección del cantor venezolano: la Patria es todo lo humano y a su vez la Patria es el ser humano.
La Patria entonces como lo humano, como hombre y como mujer, somos el puñado de quienes habitamos este pedazo de tierra, y la construcción de la Patria será la construcción de la mayor suma de dignidad, felicidad y consciencia para ustedes, muchachos, muchachas, campesinos, estudiantes, obreros y obreras, ciudadano y ciudadana.
La Patria no puede ser el mero cumulo de kilómetros que se delinean sobre el globo que rodea el sol. Si ello fuera así ¿dónde queda el ser humano? La Patria entonces podría engalanarse bonita sin que sus hijos tengan que comer, ni empleo, ni seguridad social, ni educación de calidad; sería entonces el patrioterismo un ejercicio de exaltación a la mera extensión geográfica y la Patria –como ideal enraizado- perdería cualquier fuerza transformadora, y pues bueno, hay que decirlo, esa Patria inofensiva, en sentido débil, es el sueño de quienes nunca han querido que nada cambie.
¿Qué es entonces la libertad de la Patria? ¿Qué es la independencia de la Patria?
Martí, ese apóstol de la independencia de la Mayor de las Antillas, nos supo dejar dicho a todos los que luego vendríamos que debíamos “ser cultos para ser libres”. La libertad de la Patria es la educación de sus hijos, es el nivel de consciencia que logremos que esa nueva ciudadanía que queremos construir, adquiera.
La independencia de la Patria es también entonces, la libertad y autodeterminación de los individuos que la componen. Decir esto en un mundo globalizado es decir muchísimo. Los condicionamientos ideológicos a los que hasta de forma inconsciente nos vemos sometidos prueban lo dicho.
Celebrar la independencia de la Patria debe ser también comprometerse con la construcción de la misma. Lo contrario sería hacer de las fiestas patrias un chovinismo exacerbado, vacío y sin ninguna atisbo de humanismo.
El nacimiento del Partido Acción Ciudadana (PAC), significo pocos años después el fin del bipartidismo en nuestro país. Desde sus primeros momentos el PAC nació desafiando un modelo de desarrollo concebido para olvidarse de lo humano y para el que la noción de Patria no es sino una evocación retórica, emotiva y cuando más, ceremonial.
La propuesta que hemos hecho al país no es solo administrar el Estado, sino realizar transformaciones estructurales en el modelo de desarrollo y elevar los estándares éticos en la política nacional.
La construcción de nuestro proyecto político tendrá que plantearse entonces también la construcción de esa Patria que soñamos como la construcción de una nueva ciudadanía, esta será la condición de posibilidad del desarrollo histórico nuestras ideas.
Celebremos hoy la Patria y construyámosla edificando –en nosotros mismos primero- ese ciudadano, esa ciudadana nueva que debe nacer en la política de nuestro país; defendámosla de toda idea extranjera que sin cuestionárnosla nos quiera impresionar y protéjamosla de quienes no solo no la quieren defender sino que están dispuestos a entregarla.
¿Y que es entregar a la Patria hoy? Entregarla es negarle la vivienda a sus hijos e hijas más débiles, es vender sus Instituciones, es no sonrojarse al defender a quienes roban impuestos, es hacer cargar sobre los hombros del pueblo trabajador las culpas financieras de la clase política, es dejar indefensos a nuestros agricultores y proteger a las transnacionales especulativas y en suma: defender un modelo en el que seamos extranjeros en nuestro propio país, tal cual lo había advertido Juanito Mora, autor también de la idea con la que quisiera cerrar estas líneas para que no se nos olvide que somos militantes de una organización llamada a defender y construir la Patria, porque sí, es a nosotros y a todas las fuerzas patrióticas y populares a las que le hablaba Juanito, aquel 20 de noviembre cuando dijo:
“No; vosotros los comprendéis; vosotros sabéis bien qué puede esperarse de esa horda de aventureros apóstatas de su patria; vosotros conocéis vuestro deber.”*
Lo conocemos, y debemos ahora, en este momento histórico decisivo y en medio de nuestro primer gobierno, asumirlo.
*Primera proclama del Presidente Juan Rafael Mora Porras, 20 de noviembre de 1855.